PARKER

Aún no he muerto, pero el dolor es insoportable. Ya no funciona la morfina. No puedo comer ni beber. Mis compañeros me acomodaron en la parte trasera del camión. Me examinaron pero no dijeron una palabra sobre el disparo en mi vientre. El dolor es insoportable. El más mínimo bache en el camino me sacudía y aumentaba el dolor.
Estábamos en el desierto. Sin consuelo ni salvación, salvo alguna mata o arbusto.
El camión se detuvo y mis compañeros vinieron por mí. Me ayudaron a ponerme de pie. Señalaban, no muy lejos, una pareja de orix, bestias como novillos de pelaje blanco y grandes cuernos curvos. Les parecía importante que los viese antes de morir.
Pero yo apenas si veía un luz muy clara y el sol radiante.