UN FINAL SENCILLO

Las velas azotaban el aire con un crujido característico mientras la cálida brisa del mar flotaba sobre la cubierta. La ley del revólver y el hedor de la muerte y la madera podrida impregnaron los alrededores.
Mientras las olas se partían, un hombre de dorados cabellos agotaba sus esfuerzos en batalla. Luego sus hombres lo arrojaron por la borda en un motín y murió.