Un vecino de reconocidas raíces
armenias narró la historia de un loco que pasó junto a un equipaje abandonado;
un perro que andaba por ahí le dijo:
-Loco del Señor, ¿en tu vida has
visto un hombre tan simple como el que abandonó este equipaje para cazarme, a
mí que lo huelo?
El loco siguió su ruta. A la
vuelta, encontró al perro con todo el equipaje abierto, toda clase de
pertenencias ajenas volcadas por doquier.
-Qué raro –pensó-. ¿No era que
vos recién decías tal y tal cosa?
-Loco-replicó el perro-, cuando
la hora nos llega no tenemos ya olfato ni hocico.