El
concepto “lista” es definido por la
RAE como tira, señal larga que se forma por tramas y
enumeración en forma de columna de personas u objetos. Los tres términos nos
son útiles a la hora de reflexionar su etimología. En ese sentido, el término
deriva del germánico siendo su significado original orilla o franja. En ambos
casos, reconocemos la noción de límite o barrera, puesto que una orilla separa
lo sólido de lo líquido y una franja necesariamente se sostiene de un plano al
cual dividir. En ese sentido podemos definir la noción de lista como la
manifestación ordenada que conforma un límite.
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En sus
clases de lectura creativa, William Burroughs da cuenta de un instrumento
esencial para estructurar los objetos a desarrollar: las listas de lectura. El
autor de “almuerzo desnudo” define a estas listas como una “acrecencia
orgánica” diseñada para vincular trabajos de excelencia o, de algún modo,
destacables. Si bien la definición puede resultar un tanto liviana podemos vincularla
a una noción que se desprende del formalismo ruso de segunda generación, nos
referimos al concepto de serie tal como lo consideró Tinianov, un conjunto de
obras que conforman un conjunto dentro de un sistema, ya sea literario o
extraliterario.
Sin
embargo, allí donde el formalismo ruso intentaba formular base para una ciencia
(o disciplina, mejor dicho), Burroughs fue más bien un divulgador de estas
teorías, las cuales inmediatamente eran considerados para desarrollar
narrativas experimentales (como en el caso de “Almuerzo Desnudo”, “Nova
Express” o “Ciudades de la noche roja”, por citar algunos ejemplos). Tal es así
que en sus mismas clases proponía la idea de que una lista de libro bien puede
presentar un “enigma literario”. Es decir, la relación que establece esta serie
puede resultar tan arbitraria como lo dispongan los sujetos que la elaboran.
Después de todo, una lista no es sino una manifestación abstracta.
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Tenemos
listas de asuntos pendientes, números telefónicos, productos a comprar en el
supermercado, listas de invitados, nombres propios que designan a individuos
concretos. En todo caso, siempre engloba datos, información. El índice de un
libro también es una lista (sobre todo remitiéndonos a la definición de la RAE sobre la estructura en
forma de columna), ya que contiene los términos específicos que dan forma a un
conjunto. Podemos señalar algo más, el vehículo de la información es el
lenguaje (como resalta Voloshinov, la palabra es el signo lingüístico por
excelencia dado que incluye toda forma discursiva). En el caso de las listas
como objetos de escritura, el lenguaje se presenta en forma de texto.
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En el
mundo virtual, por su parte, la lista se presenta a través de enlaces que
operan en correlación para darle forma. Existen, a su vez, listas de usuarios
que contienen los intereses particulares, los mismos que, al fin y al cabo,
definen la subjetividad de estos usuarios.
Existen,
además, listas “secretas” en cuya elaboración intervienen empresas que
administran jerárquicamente la relación entre los usuarios. El funcionamiento
de estas listas es motor de marketing primordial para el funcionamiento de
estas instituciones privadas. Su estructura consta de cuatro pilares
fundamentales organizados del siguiente modo: una primer lista contiene a los
asociados de alianzas comerciales y se encarga de proyectar lanzamientos de
productos y/o servicios; la lista dos consta de afiliados y promotores que
reciben y promocionan estos productos y servicios a cambio de una comisión; la
lista tres contiene a la clientela y es donde afloran reportes especiales,
descuentos, promociones… es la encargada de obtener el dinero, los testimonios,
recomendaciones, credibilidad y futuros negocios; en cuarto y último lugar
ubicamos a los suscriptores, los interesados, potenciales clientes con quienes
es necesario establecer una comunicación inmediata para anexarlos a la lista 3.
En su
versión menos atractiva puede desencadenar lo que se conoce popularmente como
“estafa piramidal” y limita las relaciones entre las partes (en otros casos, la
relación se establece únicamente con la entidad privada como ocurre en el
primer nivel).
Ese uso
complejo de las listas puede ser más accesible si traemos a colación la lista
de objetivos. Las listas de objetivos son populares en los manuales de
autoayuda y son un poderoso recurso para modificar hábitos. En una reseña sobre
un libro para dejar de fumar, Burroughs simplifica metódicamente este proceso: “Una
vez tomada la decisión, haz una lista sobre todo lo que no te gusta sobre fumar
y llévala contigo. Solamente piensa en ello y ya tienes una lista.”
Si en
el caso de las lecturas esta reflexión se inclina por afinidades o series, en
el segundo caso estará vinculada a objetivos específicos para modificar la
conducta. Este ejercicio enunciado por Burroughs es un factor que se repite en
la mayoría de los manuales de autoayuda como un modo de tener presente las modificaciones
que quieren llevarse a cabo.
La
lista, entonces, parece ser una poderosa herramienta para guiar la sugestión fijando
los límites de las posibles acciones de un sujeto inclinándonos a considerar
que el ser humano puede moldearse a imagen y semejanza de lo que se desee.
En los
procesos de creación, cuando dos mentes intervienen, se supone que esta
manifestación es obra de una tercera mente creada por la fusión de dos
individualidades. La cuarta mente sería la del lector-receptor de la obra,
encargado de absorber ese material para una reformulación. El proceso ocurre
prácticamente desapercibido. Como monjes orientales nos detenemos para
identificar los mínimos movimientos. La lectura atenta de texto sólo es el
primer paso para la percepción de la cuarta mente. Siendo que todo texto es
intertextual, no necesariamente es necesario que dos sujetos intervengan
físicamente en la creación de un solo volumen u obra, también puede realizarse
una lectura a contrapunto, por intertextualidad o mera comparación. La cuarta
mente emerge entonces como resultado de estas confrontaciones constantes que
pasan casi desapercibidas. La lectura creativa es un método práctico para
manifestarla, a la vez que permite la detallada interpretación de textos y su
resignificación.