Con cuidado por el peligro que entrañaba, descendimos por la
grieta y llegamos a una inmensa caverna. Un ecosistema complejo y terroso nos
recibió.
El lugar bullía de dinamismo y vida. Estábamos asombrados,
pero un zumbido horrísono nos quitó de inmediato el estupor.
Las hormigas habían hecho sonar su alarma.